top of page
Buscar

Atrapado en el tiempo

  • itsawonderfullife23
  • 22 sept
  • 4 Min. de lectura

ree

En la icónica película de 1993, Atrapado en el tiempo (Groundhog Day) transcurre a principios de febrero—concretamente, el 02/02. La trama gira en torno al protagonista, que revive el mismo día una y otra vez. Al principio, este extraño fenómeno le resulta fascinante, pero con el tiempo empieza a hundirse en la frustración y el agotamiento. Haga lo que haga, nada le da los resultados que desea, y cada mañana se despierta con la desoladora certeza de que todo volverá a repetirse exactamente igual. Y aunque, en apariencia, esta comedia pueda parecer ligera y entretenida, si la observamos desde la perspectiva adecuada, en realidad refleja algo que muchos de nosotros experimentamos. Si alguna vez has sentido que estás atrapado en tu propio Día de la Marmota, inmerso en un bucle del que no puedes salir, esto es para ti.

(Nota: Este texto hará referencia a Atrapado en el tiempo para explicar ciertos conceptos, así que habrá spoilers. Si aún no la has visto, te recomiendo encarecidamente que la veas antes de seguir leyendo).


Todos tenemos nuestras ambiciones, sean grandes o pequeñas. Muchos aprovechamos el simbolismo de un nuevo año para marcarnos propósitos que nos acerquen a nuestras metas. Pero, más a menudo de lo que nos gustaría admitir, esto se convierte en una excusa: creamos unas supuestas "condiciones perfectas" para actuar, dándonos una razón para posponer el comienzo. Queremos hacer cambios, pero algo en nuestro interior nos frena e impide avanzar de verdad.


La vida que llevamos nos resulta familiar, y esa familiaridad nos da una falsa sensación de comodidad y seguridad. Los seres humanos nos adaptamos rápidamente a nuestras circunstancias, sean las que sean, y salir de esa zona de confort—donde ya nos hemos asentado—nos asusta. Sobre todo cuando no sabemos qué nos espera fuera o si, después de todo el esfuerzo, realmente merecerá la pena. Así que, en la mayoría de los casos, elegimos no hacer nada.


ree

Phil: ¿Qué harías si estuvieras atrapado en un lugar y cada día fuera exactamente igual, y nada de lo que hicieras importara?

Ralph: Eso resume mi vida.


No importa si elegimos Año Nuevo como el momento para poner en marcha un nuevo plan de vida o si nos decimos a nosotros mismos: “Empiezo el lunes”. El efecto es el mismo: durante un breve instante, nos sentimos mejor porque tenemos la intención de hacer algo. Solo eso ya alivia nuestra culpa por no haber empezado todavía. También están quienes comienzan con valentía a seguir su plan en busca de una meta, solo para acabar volviendo a sus viejos hábitos. Igual que Phil, el protagonista de Atrapado en el tiempo: o repetimos el mismo día una y otra vez, o intentamos hacer cambios, asumir nuevos retos, pero, a largo plazo, no llegamos realmente a ninguna parte porque seguimos siendo los mismos por dentro.


ree

Rita: Tal vez no sea una maldición. Solo depende de cómo lo mires.


Las frases “tengo que” y “quiero” marcan una gran diferencia en nuestra manera de afrontar las cosas. Es cierto que, para algunos, el sentido del deber y la autodisciplina funcionan: fijar objetivos en base a un “tengo que hacer esto”. Pero en la mayoría de los casos, eso solo conduce a la frustración o a una resistencia inconsciente. Compáralo con plantear nuestras metas desde un “quiero”, que expresa intención en lugar de obligación. A la hora de actuar, no deberíamos centrarnos en obligarnos a hacerlo, porque cuanto más nos presionamos, más resistencia generamos. Y eso solo nos aleja del lugar al que realmente queremos llegar.


Nuestra mente necesita objetivos concretos y medibles, algo que podamos plasmar en una hoja de Excel. Pero la intención es otra cosa. Refleja nuestras necesidades más profundas y lo que realmente queremos hacer. Cuando nos marcamos metas, solemos obsesionarnos con el resultado final, lo que puede hacernos sentir que no avanzamos lo suficientemente rápido o, peor aún, que la meta es imposible. “Eso no es para mí. No soy lo bastante fuerte para pasar por todo eso.” ¿Te suena? Sin embargo, con la intención nos centramos en la dirección en la que queremos avanzar y en cómo queremos sentirnos a lo largo del camino.


Espero que esto tenga sentido. La idea no es luchar, forzar las cosas o ponerte la vida más difícil. El deseo de cambio debería nacer de una mejor comprensión de tus verdaderas necesidades y de marcarte una intención que esté alineada con ellas. Igual que en la película: Phil solo logró salir del bucle cuando ordenó sus pensamientos y se enfocó en lo que realmente quería hacer, en las necesidades que de verdad quería satisfacer. En lugar del tipo amargado y cínico que conocemos al principio, al final vemos a un hombre feliz, que ha encontrado su camino y ha empezado a vivir según lo que de verdad le importa. Y eso es lo que te deseo a ti también.


Recuerda lo que le dijo Ned Ryerson a Phil: “Cuidado con el primer paso. Es un buen tropezón”. Ya lo has intentado antes y has acabado pisando un charco. Ahora es el momento de aprender de ello, cambiar tu perspectiva y, por fin, dar ese salto que te ayude a superar el primer obstáculo en tu camino hacia lo que realmente necesitas.


¿Qué dices? ¿Es hora de despertar de este trance?

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

Comentarios


helping each other

All the content on my blog is freely available because its primary purpose is to help and share knowledge. However, if you find my posts valuable and would like to support my work, you can do so here: https://buymeacoffee.com/its.a.wonderful.life

bottom of page